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  1. Hijos secretos

    jueves, 4 de noviembre de 2010

    Nadie es perfecto. Roman Polanski, por ejemplo, tuvo cierta tendencia al abuso de menores y no por eso deja de ser único detrás de una cámara. Hace un par de meses vi su última película ("Ghost writer") en la que Ewan McGregor encarna a un escritor por encargo. Este negro de la vida debe escribir las memorias de un político jubilado. Acepta una pasta gansa por su hijo literario; quizá sea esto lo que necesita para vivir sin agobios y poder escribir las novelas que le interesan de verdad.

    Estos meses el blog ha estado algo abandonado porque, aunque no lo sepáis, los traductores somos muy propensos a gestar hijos secretos. También los vendemos, como McGregor, aunque con cierta reticencia y por una cantidad que no suele ser astronómica. Los que traducen libros compensan su falta de reconocimiento social con la impresión de su nombre en ellos. Por supuesto, siempre en un segundo plano. Son pocas las editoriales que nos presentan su figura en portada. Como suelo oír a veces: "el libro no es malo, es que está muy mal traducido". Dan ganas de sugerir al lector que se anime con la versión en sueco, polaco o ruso (si saben, vaya). Yo aún no he traducido ningún libro, pero lo haré. Será el día en que los editores dejen de hacer aviones con mis currículos o pasarlos por una trituradora de papel y me llamen.

    Mientras tanto, sigo pariendo hijos videojugables. De algunos, me siento especialmente orgullosa, pero no puedo presumir como buena madre de lo listos y guapos que son. No se trata de las famosas cláusulas de confidencialidad. Lo que ocurre es que si le cuento a alguien (por ejemplo, a Alfred), que he revisado "Red Kill Station" o traducido casi íntegramente "From: Sympathy", puede que él se compre uno de ellos en Navidad. Y, sin duda, podría decepcionarse o pensar que soy una mentirosa compulsiva si mira los créditos, donde no encontrará mi nombre por más que lo busque. Estoy segura de que esta sección solo la consultan los implicados en el proyecto o gente cercana a ellos. ¿Tanto cuesta añadir un par de líneas más por cada idioma al que se localiza el juego? Parece que sí. Si al menos cobráramos la millonada que le pagaban al escritor fantasma o nos regalaran una copia... Y es que "es triste de pedir", pero peor es tener que pagar para disfrutar de tus hijos secretos.



  2. 5 comentarios:

    1. Alfred dijo...

      Pues si tú se lo dices Alfred sabrá el juego lo habras traducido tú, ponga o no tu nombre. Y va a querer tu firma digas lo que digas porque será gracias a ti que va a poder seguir su argumento....

    2. Curri dijo...

      Uy, de esos hijos jugables secretos tenemos muchos :)
      Yo creo que no lo ponen porque casi todos los juegos se traducen en agencias, y ahí somos traductores anónimos. Sin embargo, en muchos juegos aparecen los nombres de los traductores. Nitendo siempre los pone, y en Square Enix creo que también. También vi algo así en Gran Theft Auto.

      No digo que esté bien. Yo también quiero mi nombre en los créditos, que lo echo de menos... Con lo guay que era verlo cuando era tester...

    3. Playmobil dijo...

      Sí, lo de Nintendo y Square son casos excepcionales. También mucho se traduce internamente, según tengo entendido. Quizá la culpa sea de las agencias y no de los que publican los juegos. A mí solo se me ocurre que nos montemos una, "PlayCurriPlay" se podría llamar :-)

    4. onka dijo...

      Uyyy, de hijos secretos sabemos mucho en todos los ramos, no creas que los traductores sois los únicos. Por ejemplo, l@s informátic@s, cuantos programas hemos hecho, de algunos de ellos nos hemos sentido muy orgullos@s, le hemos dedicado horas y horas de nuestra vida, y nuestro nombre no aparece por ninguna parte, es la empresa la que se lleva todos los honores. Y años atrás se pagaba bastante bien, pero ahora no. En todas partes cuecen habas.

    5. Curri dijo...

      Ay, si por mí fuese, tendría un desarrollador de videojuegos con departamento de Localización y de distribución. Muchos desarrolladores son tan inocentes que se creen que pueden ganar más dinero si se unen a un distribuidor, pero hoy en día, vemos que con tener una cuenta de facebook y montones de "amigos", se puede hacer mucho más.

      Yo se lo propuse a mi novio y a unos cuantos amigos programadores, y me miraron como si estuviese loca. Ay, josmíos, un día lo haré. Ríete tú del dueño de Facebook ;)

      Oye, Onka, sí que es verdad que, en vuestro caso, tampoco ponen vuestros nombres, pero si en tu CV pones que trabajas para esa empresa, está ya como "asumido" que colaboraste en los programas creados por la empresa. A los traductores no nos dejan ni mencionar los proyectos en los que trabajamos. Imagino que es la "mierda" de ser autónomo.

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