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  1. El año que viene...

    martes, 1 de junio de 2010

    La vida sería más fácil si se prohibiera la entrada de carritos de niños en Navidad en la calle Preciados y en junio en la feria del libro. Pasear el primer domingo con ruedas golpeándote los tobillos, un calor sofocante y mujeres que te atizan sin querer con separadores de página en forma de abanico merece más que el 10% de descuento que te llevas a cambio. El tema central de este año son los escritores nórdicos y aprovecho para visitar la exposición que les dedican porque el pabellón es el único sitio con aire acondicionado. La gente parece no cansarse de tanta Lisbeth y tanto círculo polar. Eso sí, le doy un minipunto a Lengua de trapo. Es una de las pocas editoriales que deja un hueco debajo del nombre del autor para el del traductor.

    Después, zigzagueo entre gente ansiosa por hablar con sus escritores preferidos. Triunfa Julia Navarro, aunque sus lectores sudan más de lo necesario para sostener semejantes tochos mientras esperan en la cola de firmas. Al lado está la caseta de El Corte Inglés, donde un pseudohistoriador adoctrina a las masas (con segurata y todo por la gran afluencia de jubilados). Y, por supuesto, no faltan los autores de manuales de autoayuda, el señor repeinado que bebe mientras modera tertulias y el otro al que tantos admiran porque sabe cotilleos de Leti y la familia real. Luego, solitos y sin amigos están Kirmen Uribe y García Montero. Este me regala una dedicatoria digna de enmarcar y que supera incluso a la de Javier Marías que, en su cruzada tabaquista, es capaz de firmar cigarro en mano. Me cae bien, aunque sea del Madrid. Al final del paseo me encuentro con el Tortuga Ninga (aka Pablo Motos) que no para de hacerse fotos mientras presume de pulserita Power Balance. En realidad él no firma. Lo hace su colaboradora Raquel Martos que ha "escrito" un "libro". Lo tengo claro. Voy a escribir mi propia novela. Va sobre un niño mago sueco que resuelve asesinatos de chicas en Carabanchel Alto. El año que viene seré yo quien firme en la feria. Sólo espero que no me coloquen entre la que copietea y viuda del que copieteó y ganó un Nobel. Lo mismo mi idea les parece tan original que se la apropian.

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