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  1. Not in Kansas anymore

    domingo, 22 de febrero de 2009

    Esta noche los académicos eligen lo mejor del año pasado. Solo espero que triunfe Pe (quien diga que no se lo merece es que no sabe de cine) y que gane la menos mala (que no es, ni de lejos, "Slumdog", aunque tenga todas las papeletas). La semana pasada fui a verla al cine y, al salir, solo se me ocurrió hacer una lista con motivos para no volver…os dejo un extracto.


    1. La taquillera era una borde que me dio las entradas sin saludarme ni mirarme a la cara. Después, se equivocó al devolverme el cambio y, cuando se lo dije, no me creyó. Encima, me llamó maleducada y tuve que volver a por mi dinero al final de la película. Paso de poner más reclamaciones. Después de lo del Festival de Valladolid tengo bastante.


    2. Era martes. Quince valientes en el cine. Y la taquillera amargada nos da dos asientos hacia el final de la sala y desviados a la derecha.


    3. Llego con hambre y solo pueden ofrecerme palomitas rancias. ¿Dónde está el chocolate, los gusanitos y los osos de gominola?


    4- Los otros trece que vieron la película (no cuento a mi acompañante) se jubilaron cuando yo era adolescente. El matrimonio de al lado comentaba los chistes tres veces o los pillaba con dos minutos de retraso.


    5- No sé por qué tenemos que tragarnos los anuncios contra la piratería precisamente los que vamos a una sala de cine o nos compramos una serie en DVD. Y el otro de los animalitos para que apaguemos el móvil es cutre a rabiar.


    6- Tenía razón Lucía R. (profesora de audiovisual). Después de sus clases, el cine doblado no volverá a ser lo mismo. “Visioné” la película sin las gafas de traductora y, aún así, chirriaban preposiciones ("No puedes escapar a él") y expresiones (“Mi mujer me da bronca”), o faltaban insertos, especialmente el de la escena final.


    7- “Slumdog” parte de una idea original y la explota con unos tópicos tan manidos que el espectador se acaba cansando de algo tan previsible. Le sobra ritmo y le falta coherencia interna. Bueno, también esa pareja de protas tan poco creíble y el final de cuento con moraleja incierta.


    A ver si esta semana consigo quitarme el mal sabor de boca. Besos


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  2. La Rusa Roja

    sábado, 7 de febrero de 2009

    Foto: Palindroma


    El lunes, ojeando la Rolling Stone, veo un anuncio de un concierto privado. El martes envío un correo. Espero respuesta el miércoles pero esta no llega. El jueves me quedo en casa, con el estómago destrozado. A mediodía recibo una llamada y escucho las palabras mágicas: "estás en lista". Llego al Hard Rock Cafe quince minutos antes de la hora. Me sorprende la cantidad de yanquies que pueden aglomerarse en un bar de moda. Por un momento, siento que no estoy en España. Bajamos a las profundidades. Nos ponen una pulsera como si fuéramos al Caribe (mal rollo). Pido una Fanta de limón (¡qué malota) pero solo tienen Kas y sabe a medicina.
    Os sitúo: a la izquierda, la barra; de frente, un escenario tamaño Lego con su guitarra y dos micros; detrás, la mesa de sonido.

    De repente, el sitio empieza a llenarse de pijos con caballos y cocodrilos y pijas que están más morenas que Julio Iglesias. Van embutidas en vestidos mínimos y muy maquilladas. Todos se hacen fotos con un tipo que parece el mandamás de la revista. La sala ya se ha llenado (60 personas) y la artista se hace de rogar. Nos colocamos al lado de un par de gafapastas que resultan ser amigos de la Rusa. El jefecito procede con las presentaciones. No sabe hablar y no sabe inglés. Por la puerta de atrás aparece una chica con aspecto de quinceañera rebelde con un modelito de lo más vintage. Incluye una camiseta parecida a la que yo uso para dormir en verano.

    Toca "I'm down". Mira a mi acompañante. Al principio, creo que se acuerda de que en la Heineken estábamos en primera fila. Después, descubro que solo dos personas conocemos la canción. Sube alguien a afinar la guitarra antes del segundo tema. Ella habla más de lo normal. Puede que el orden no sea este pero toca: "Nice thick feathers", "The Scientist" (los pijos tampoco conocen a Coldplay), "Walls are tired", "Cigarettes" (por fin alguien hace como que canta), una nueva reciente y "Crying" de R. Orbison.

    Media hora escasa de música en estado puro. Esperamos un bis que no se produce. Los pijos se lanzan a por las bandejas de canapés y a hacerse fotos con la Rusa. Hablo con ella un minuto. Es agradable aunque está tan roja como yo (puede que más). Me gusta que le guste Auster y espero que siga componiendo igual. Pero, ante todo, espero que no deje de encantarme cuando sea menos indie.

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