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  1. 595 días

    sábado, 26 de diciembre de 2009

    Hace 19 meses, en la última clase de Armonía del último curso de Grado Medio del Conservatorio de música de Granada, Mauricio Linari nos repartió folios en blanco y sobres. Al principio, no lo entendí mucho. Pensaba que tendríamos que analizar alguna pieza romántica para piano, de esas en las que yo solía colar una introducción histórica de medio folio porque las modulaciones, armonías y progresiones se me dan fatal. Pero me equivocaba. Mauricio, que no sé si es mejor cellista o profesor, nos pidió que pensáramos en nosotros en el plazo de dos años. ¿Dónde estaríamos? ¿Qué nos gustaría haber hecho? ¿A qué nos queríamos dedicar? Yo era una de las tres personas mayores de edad de la clase, en concreto, la más viejuna, ya empezaba a traducir y ese año de vuelta al cole por las tardes había sido una especie de reto personal.

    La semana pasada recibí esa carta, sin remite y escrita por y para mí. Decía cosas como: "Me gustaría haber sido project manager y trabajar en algún proyecto interesante en el extranjero" o "seguir de alguna forma vinculada a la música. No necesariamente en un Conservatorio Superior; puede que recibiendo clases en alguna academia". Al leerla me doy cuenta de que fui un poco insípida o descreída con mi yo del futuro. Ahora, odiaría ser jefa de proyectos y tener que agradar a clientes y jefes. El objetivo musical está cumplido porque ya intenta Héctor todas las semanas enseñarme alguna cancioncita con la guitarra. Por eso este año voy a ser un poco más ambiciosa. No voy a escribir una lista de buenos propósitos ni voy a pagar un trimestre en un gimnasio para dejarlo en febrero. Solo voy a escribirme una carta y la esconderé con una nota que diga: "No abrir hasta 2011". Intentaré que no sea en un sitio complicado porque ya he vivido la experiencia de esconder tan bien un regalo de Reyes que no pude encontrarlo hasta el verano. De momento, para el blog también me voy a poner una meta: más visitas y algún seguidor que no haya sido profesor mío. Aunque a Mauricio, si me encontrara haciendo ese experimento tan recurrente de buscarse a uno mismo en Google, sí que lo aceptaría.

  2. "Spendy" Monday

    miércoles, 11 de noviembre de 2009

    Pongamos que es puente en Madrid y que tu magnánimo jefe ha decidido que para ti también lo sea. Con tan poco tiempo de reacción solo consigues preparar una escapada a Segovia, que no prospera porque con el temporal que hay en media península ya tienes excusa para no salir de casa. Digamos que te levantas el lunes y no te apatece ni hacer clic para bajarte pelis y que, por la tarde, te vas a la FNAC (pronúnciese 'efnák'), donde los frikis compran figuras de colección y los modernitos se pasean con gafas de moda (sí, esas que parecen para freír calamares) antes de irse a cenar a un japo.

    Pongamos que salivas antes la tele que llevas pisteando dos meses y que, por cierto, ha bajado de precio. Y que la mano se va directa a la tarjeta de crédito y, sin saber cómo, te encuentras diciéndole a la chica que te viene bien que te la lleven el jueves. Digamos que una semana antes te has hecho socia del único videoclub que sobrevive en tu barrio. Y que has desperdiciado tu saldo en "Quemar después de leer".

    Pongamos que ya es miércoles (23:00), que no te bajaste pelis ni puedes ir a alquilar una, que la programación apesta y que no vas a poder despedirte como es debido de tu antigua tele porque hoy solo hay Física o Química, La Noria, el programa de Risto Mejode (este señor merece capítulo propio) y no sé qué más. Digamos que, al menos, no te van a dar tanta envidia todos los madrileños, andaluces y callejeros viajeros del mundo. Ya tienes una tele grande que te cagas. Ahora a descargar, que es lo que toca.

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  3. El ataque de las clones

    martes, 20 de octubre de 2009

    Últimamente todo se reproduce: la gripe, los manifestantes, los despidos... en el mundo de la música no querían ser menos. El ataque de las clones folkie ya es un hecho confirmado. No digo indie para no ofender a más de un gafapasta.

    En mi secuencia mental primero vino la Rusa. Creo que es el molde y proviene a su vez de la mezcla de muchos otros modelos. Canta bien. Toca menos bien (ni falta que le hace). Las letras me gustan a pesar de saber lo que dicen; a ratos, son incomprensibles. Lo malo es que lleva dos años dejándose ver demasiado. La gente empieza a cansarse. Piensan que su languidez-timidez son una pose.

    Después apareció la Golosina, que domina la guitarra, la voz y las relaciones sociales y virtuales. No es tan clon porque no se disfraza de intensa. Al contrario, es simpática a rabiar, aunque pierde por dos motivos: 1. los indies puristas la rechazan. No soportan que la metan en ese saco; 2. Sonaba mejor cuando colgaba las canciones en myspace porque no tenía disco... aunque eso no es culpa suya.

    Casi simultáneamente conocí a la Dulce. Al principio me lo creí todo. Luego la vi en directo y comprobé su alto grado de parecido clonístico. El toque tejano-ameliesco-pop de su música no me acaba de convencer. Bueno, al menos ha fichado para un anuncio de MacDonalds. Ya puedo criticar con motivos.

    La última en aterrizar es el Pajarito Panocho. Creo que tiene mucho que decir (o que cantar) aunque no he podido disfrutar de un concierto suyo aún. Es clon por su estilo, pero la música es propia, sin duda.

    Me pregunto cuando las oigo qué pensarán sobre sus respectivos clones. ¿Sentirán miedo, asombro, respeto...? ¿Y por qué las cuatro reinas ya han tenido su concierto en Radio 3 y a Klaus and Kinski, paisanos de la última, aún no les llaman? ¿Será que en la tele no dejan contar anécdotas sobre Albacete, el paro y Gossip Girl, como hace Marina en sus conciertos?

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  4. Despedida y cierre (NY III)

    martes, 1 de septiembre de 2009


    NY es como el helado de té verde. Al probarlo, esperas que sea dulce pero, cuando lo saboreas, te deja un gusto amargo en el paladar. Sientes nostalgia por algo que no es tuyo y que se aleja bastante de lo que ya conoces. No te has ido y ya planeas qué vas a hacer cuando vuelvas. Al patear Bleecker Street, te das cuenta de que tu sueño no era tener una casita en la playa. Sin duda, prefieres un ático en el SoHo. Ya tienes claro que cualquier parque, hamburguesa o ciudad van a ser pequeños o insípidas, aunque intuyes que no podrías vivir aquí demasiado tiempo.

    La última tarde gris que me regaló NY paseaba por el puente de Brooklyn con la silueta de Manhattan al fondo. Y pensaba que tengo que regresar cuando me dé menos miedo volar tan alto o cuando peguen una tirita gigante en forma de rascacielos en la zona cero. Porque todo pasa, pero NY es una ciudad para huérfanos.


  5. Me como la manzana... (NY II)

    viernes, 28 de agosto de 2009

    NY no es una ciudad. Es LA ciudad. Aquí impera una ley de Murphy permanente. Si algo puede suceder, lo hará tarde o temprano. Sigo sin visitar Brooklyn, sin cumplir mi sueño de un encuentro fortuito con Paul Auster en un puesto de pretzels. Sin embargo, sus casualidades tenían que estar presentes. Si no, NY no sería el mundo que yo descubrí a través de sus libros. En el observatorio del Empire State me encontré con una tocaya, paisana y compañera de facultad. Supe que estaba aquí de vacaciones gracias a Facebook, pero no me imaginaba que nuestros hoteles estarían a tres calles de distancia, ni que nos cruzaríamos en lo alto de la city. Y es que escalar este edificio como King Kong es seguro más fácil que esperar una hora de cola, subir 6 pisos andando y pelearse por las vistas con los prejubilados italianos, que tienen tomada la ciudad. Se les reconoce por el moreno Berlusconi.

    El jugo de la manzana ya está bastante exprimido: la ONU, el Museo de Historia Natural, Central Park, Little Italy, Chinatown, SoHo... y, por supuesto, el Metropolitan, aunque los "robos" artísticos merecen una entrada aparte. Al menos, eso pensarán los iraníes, egipcios, franceses o japoneses que visiten el museo. También le he dado un beso a Miss Liberty y he intentado hacerme pasar por ejecutiva agresiva en el distrito financiero. Esa parte no ha ido tan bien. Cuando voy a pagar en las tiendas, siento que estoy en Cádiz... la gente es muy simpática y educada (que no falsamente educada, como en Britania). Si no fuera porque la dependienta es un armario empotrado con rastas y un acento incomprensible, empezaría a asustarme. En el fondo, es la gente la que hace a las ciudades. Ya me gustaría a mí ir andando por la Quinta con la 35th, con una gorra de los Yankees y orgullosa de ser neuyorquina, de mi ciudad sin cubos de reciclaje, con tortugas ninja y olor a pescado podrido.

  6. Cojo la manzana... (NY I)

    domingo, 23 de agosto de 2009

    Amanece en Nueva York. El camino no ha sido fácil. Dos horas de retraso, turbulencias, familias pijas, azafatas con mala leche y el repiqueteo constante de los deditos de los niños jugando en la pantalla que está detrás del asiento del avión. NY nos recibe con las omnipresentes banderas de barras y estrellas y un cartel gigante de Desigual. Después, en el control de aduanas, mantengo la calma. Parece que el Miolastán que me tomé hace 8 horas y no me hizo ningún efecto al cruzar el Atlántico empieza a dejarse notar. Cuando el guardia me pregunta si me han detenido alguna vez por cruzar ilegalmente la frontera desde Méjico, la cosa se anima. Respondo que es la primera vez que vengo a USA. Me dice que me llamo igual que alguien con esos antecedentes. Me dan ganas de decirle que él se llama igual que el niñato de "Solo en casa", pero me contengo y le contesto que mi segundo apellido es bastante común. Asunto zanjado. Huellas dactilares (solo faltan las de los pies), foto, preguntas y, si me pusieran un microchip y una vacuna, me sentiría un auténtico perrito extranjero. Librepensador, eso sí.

    Ya en la calle, un taxista loco y simpático que presume de hablar 7 idiomas ("parla espainolo", me dice) nos hace sufrir más de la cuenta mientras hace zigzag entre el tráfico y reta a cualquiera que se interponga en su camino (GTA VII NY taxi drivers, se me ocurre como lanzamiento estrella para esta temporada). A punto de vomitar la pizza de la merienda, distingo por fin el perfil de la ciudad. Veo el Chrysler, el basket callejero, los coches gigantes, porque aquí todo es "huge" y noto la lluvia áspera como esta ciudad. NY nos da la bienvenida con los brazos abiertos.

  7. A falta de FIB...

    jueves, 6 de agosto de 2009

    Ir al FIB es una de las 4 cosas que cualquiera debe hacer al menos una vez en la vida. Creo que las otras 3 tenían que ver con árboles, niños y libros. En mi caso, para que esto se cumpla, han de darse estas condiciones: que tenga dinero, que queden entradas y que no trabaje. Este año ha fallado la última, la más molesta.



    Por eso, el finde pasado emigré al Low Cost Festival, el concierto no gratuito más barato del verano. En Alicante, además de una humedad selvática y unos helados para morirse, hay algún indie que otro suelto. El festival aún no está a la altura de otros, pero a mí me gustó. El viernes vi a Los Domingueros, con un Jero dándolo todo en camisa de leñador y el pelo como el actor secundario Bob. El sábado me bañé en un jacuzzi que llaman mar Mediterráneo. Ya de madrugada, llegué a la hora ideal para mantener "la distancia adecuada" con Nacho Vegas. Entre la humedad y un pureta tan intenso habría caído desmayada al segundo acorde. Eso sí, no me perdí a toda una musa de Tarantino con un atuendo muy suyo y un directo de impresión. "Julieta" Lewis, como se hacía aclamar por el público, se dejó la voz, el cuero y el penacho indio en el escenario. El plato fuerte de la noche fueron los Vetustos, que me hipnotizaron con sus nuevos temas. Además, acerté una apuesta por partida doble: la primera y la última canción que tocarían. El premio: una paella para despedirme hasta el próximo festival.

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  8. El asesino, el mayordomo

    miércoles, 29 de julio de 2009


    Hace ya tiempo que pienso que los habitantes de Madrid (en especial los que se desplazan en metro) son los que más leen de España. Los lectores son una tribu urbana como otra cualquiera, fácil de clasificar y estudiar. En número, como casi siempre, ganan las mujeres. En calidad, no lo tengo nada claro. A mí, por ejemplo, me daría vergüenza leer en público algo que se titule: "Aprende a decir no" o "Perdonar: ¿tiranía o liberación?". Supongo que la crisis y el verano son las excusas perfectas para que triunfen este tipo de bodrios. También pega fuerte entre los jubilados "La mano de Fátima". Otro subgrupo de lectores es el de los que forran los libros con papel para que nadie sepa (son vergonzosos como yo) que están leyendo un diccionario de francés, una novela eróticofestiva o la biografía no autorizada de Ana Botella.

    Lo más sorprendente es el duelo, bastante desequilibrado, entre "Crepúsculo" y la trilogía sueca. Con los vampiros aún no me atrevo, que luego tengo pesadillas. En cambio a Larsson (que en paz se forre) he querido darle una oportunidad. No es para tanto, pero tampoco lo son otros que tienen un premio Nobel y copian más que Ana Rosa Quintana. Me hace mucha gracia cómo los que apuran la tercera entrega del nórdico miran por encima del hombro a los que apenas llevan 100 páginas de la primera. Parece que, en cualquier momento, vayan a fastidiarles el misterio revelando el nombre del asesino. A mí no me gusta partirme la muñeca en el metro leyendo un libraco al que le sobra la cuarta parte. Sin duda, lo mejor para el verano son los libros cortos y adictivos. En dos palabras: Paul Auster.

  9. Plan B

    martes, 21 de julio de 2009

    Cambiar de casa es uno de los mayores retos a los que un ser humano se puede enfrentar en Madrid durante el mes de julio. El otro es descubrir cómo la gente puede oler tan mal a las 7:30 de la mañana en el metro. Hay algo aún peor que cargar con cajas, montar muebles de Ikea o darse cuenta de que las paredes son tan finas que se oye mear al vecino. Para conseguir que en la factura del teléfono/ADSL cambien una sola línea (la de la dirección) hace falta mucha suerte. Primera, llamas una semana antes de la mudanza y explicas tu caso. Te proponen un cambio de número que tardaría 15 días, más la baja y aplicación de otra tarifa distinta. La otra opción es pagar 54 pavos para conservar tu número, que ya te has aprendido y del que no quieres desprenderte, y esperar casi un mes. Cuando tres personas distintas llaman y obtienen la misma respuesta, es mejor optar por el Plan B. En el número de información te piden que expliques brevemente el motivo de tu llamada. Da igual que digas "quiero un porro", "quiero un perro" o "cómprame yogures y papel de cocina"... siempre te pasan con un comercial que seguramente no sabe ni qué es el Wi Fi.

    Pero existe una frase mágica que abre cualquier puerta: "Baja inmediata de línea". Se puede adornar con términos como "denuncia", "abogado", "defensor del pueblo". A continuación, te transferirán con una chica muy amable del Departamento de Calidad. Ahorrarás 54 pavos, tendrás línea en tu casa nueva en dos días y, encima, te aplicarán un descuento de 14 euros mensuales por una nueva oferta que no he visto ni anunciada en Internet. Eso sí, el nuevo domicilio no puede estar demasiado lejos del anterior. ¿Crisis?... ¿quién dijo crisis?

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  10. Matadero matador

    lunes, 22 de junio de 2009

    Ayer fui al Matadero de Madrid, donde se celebraba el Día de la música. Resultó ser un microfestival gratuito lleno de cerveza y modernitos en medio de un calor asfixiante. Empezaron los Vetusta Morla, con un rollo acústico lleno de fuerza. Y eso que el cantante, Pucho, (extrañamente aclamado por adolescentes gritonas) está más fideo que Christina Rosenvinge, que salió luego a acompañarles en una versión de "Chicago". Por un momentó, me sentí vetusta cuando la mitad de la muchachada que me rodeaba reconocía no haber visto a esa tipa en su vida. ¿Nadie se acordaba de esa rubia pelilarga que hacía chas y aparecía a nuestro lado? Tiene mérito que, con lo mal que canta y toca en directo, la canción les quedara tan redonda.
    Después, pasamos en masa al Escenario Radio 3, una caravana metálica donde vimos a Catpeople sudar con sus camisas de manga larga. Se ganaron al público ,que aún estaba por la labor. A continuación, breve parada para una pizza, calor en aumento y los escasos espacios con sombra cada vez más concurridos. De nuevo, en el escenario Matadero, disfruté de Boat Beam y sus instrumentos poco vistos (que dicen por ahí). A pesar de una puesta en escena algo sosa (tampoco el escenario contribuía a su lucimiento), consiguieron encandilar al público. El directo es aún mejor que el disco.

    Por último, con el cerebro algo derretido por la solana y los hombros más rojos que los de un guiri en Mallorca, pongo punto y final con Cuchillo+Klaus and Kinski. Del primero, sólo puedo decir que hace honor a su nombre. Al oírlo, te dan ganas de lanzarle tres cuchillos. Yo me aparté hasta que acabaron, bastante más tarde de lo previsto porque afinaban, reafinaban, ajustaban y cantaban mientras el público languidecía. A K & K llevaba un año intentando verles y mereció la pena la espera al sol. Nadie puede defender con ese arte letras tan llenas de rencor como "Nunca estás a la altura" o "Crucifixión, la solución". Eso sí, también tocaron "Menguele y el amor", que es como un bolero de Los Panchos en versión panocha. Lo nunca visto.

    Cumplí con mi objetivo musical, a pesar de no aguantar hasta las 23:00 para ver el esperado regreso de Los Domingueros con la omnipresente Rusa Roja. La organización fue correcta pero, el año que viene, mejor que no coincida con el Día del cine, que luego pasa lo que pasa...

  11. Emigrando que es gerundio

    lunes, 8 de junio de 2009

    Tengo que tomar una decisión bastante sencilla. Elegir si me quedo a vivir otro año en este piso o me mudo con toda la troupe a otro. Hay dos opciones:

    - Piso actual: luminoso, amplio, suelo de parqué, tranquilo. Sólo tiene dos inconvenientes: uno de ellos es la omnívora por excelencia, la Blatta orientalis. Parecía que las teníamos bajo control pero el calor las hace fuertes mientras crecen mis instintos asesinos. El otro problema es un imán que parece que tengo en el culo y que debe atraer a la fauna más rara de cada ciudad. El año pasado, teníamos un vecino viejuno que nos tiraba pinzas de la ropa y garbanzos a las tres de la mañana. También se podían ver a esas horas peleas callejeras, tunos y conversaciones de chinos (literalmente). Enfrente vivía un niño que ponía el himno del Sevilla tan alto que retumbaban los cristales. Bueno, yo prefería eso a cuando le daba por el CD de marchas procesionales... Este año todo pintaba mejor. En agosto, las vecinas eran dos hermanas jóvenes. Ahora, creo que en el piso de abajo viven ellas, más el novio de una, más una rastas, más un guiri novio de la anterior y posible ex-novio de una de las hermanas. Digamos que son ruidosos, toman pastillas con regularidad (y si no las toman, gritan para pedirlas) y son de horarios fijos para TODO (y no precisamente por tomar leche con fibra).
    A ellos hay que sumar una docena de "vecinos" acoplados en las casetas de obra abandonadas del edificio-descampado de al lado. Dentro de la cadena vital, son los que reciclan todo lo que tira la gente del barrio. Ya han cogido prestados un sofá, una tele, una pantalla de ordenador (sin CPU), cortinas y un panel de hidromasaje. También tienen dos galgos y muchos hijos y familiares dispuestos a jugar una partidita de cartas de madrugada.


    - Piso futurible: más pequeño pero mejor distribuido, dos baños para tres personas, a estrenar, suelo normal (se acaba el parqué y andar por casa en calcetines), sin dueños que molesten, más barato... El único problema es que llevo una semana esperando a que una abogada nos llame para concretarlo todo. Y que hay que hacer una mudanza y eso, sin coche y en verano, da muuuucha pereza.

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  12. De perfil

    jueves, 21 de mayo de 2009

    Para mí, 2009 será el año de la explosión de las redes sociales en España. Y, como en todo, hay que tomar partido cuanto antes. Yo soy de Facebook No tengo Twitter ni Tuenti, nada de medias tintas. Facebook es un verdadero universo paralelo. En él, puede que tengas "amigos" a los que hace años que no ves, con los que evitas cruzarte por la calle o que no te invitan a su boda. Si te aburres, juegas al Tetris, eliges a cinco personas a las que pegarías un tortazo, haces un test para saber qué canción de Los Planetas te representa más o te unes a grupos como “Ángeles González-Sinde pírate” o “Yo también viví el robo a Rudy Fernández en el concurso de mates". En el fondo y en la forma, Facebook es un escudo que a todos nos gusta llevar puesto. Nadie es tímido ni aburrido ni solitario (mal asunto si tienes menos de 50 amigos o más de 500). La gente sólo empieza a sentir vergüenza cuando les etiquetan borrachos en todas las fotos. Y, en realidad, es miedo a que el jefe nos descubra y nos pongan de patitas en la calle, como cuenta la primera leyenda urbana de Facebook que le ocurrió a una chica.

    Todo este rollo lo escribo porque llevo mucho sin actualizar y porque me he acordado de una frase manuscrita que está en la sala de estar de mi casa desde hace años, colgada con un clip. Yo que no leo a Proust porque no lo entiendo, voy y me entero de que lleva años en mi casa pidiéndome una oportunidad:

    “La realidad, aunque sea necesaria, es completamente previsible; los que se enteran de algún detalle exacto sobre la vida de otro sacan en seguida conclusiones que no lo son y ven en el hecho recién descubierto la explicación de cosas que, precisamente, no tienen ninguna relación con él.”

    ¿No es eso la esencia de Facebook?

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  13. El Villarato (y no hablo de fútbol)

    lunes, 27 de abril de 2009

    La semana pasada, cuando volvía de tomar unas tapas, me crucé con los “cartoneros” que duermen cada noche cerca de la Plaza Mayor. Me acordé enseguida de Samanta Villar, ese intento de periodista que va camino de consagrarse en Cuatro. Vi su primer trabajo hace un par de meses. Consistía en pasar 3 semanas viviendo entre cartones. De los callejeros madrileños aprendió a buscar comida, a escoger los mejores lugares para dormir y, en definitiva, a sobrevivir. Eso sí, resulta todo más fácil cuando te acompaña un cámara y llevas debajo de la ropa neopreno para combatir el frío. Ese día prometí no volver a ver ningún programa de Samanta. Por los anuncios, he sabido que pasó 21 días medio drogada, 21 más sin comer (parece que en eso consiste ser anoréxica) y 21 en un barrio chabolista. Ahora, la gente le propone que pase 21 días bebiendo, en la cama, jugando al fútbol, en paro, en la isla de Perdidos... o todo al mismo tiempo. No sé si Samanta será sobrina del tipo del famoso Villarato o, simplemente, tiene suerte o contactos. El caso es que Cuatro ya se pasa con tanto periodismo de investigación. Lo malo es que un viernes a esa hora el otro periodismo que emiten es el de sentarse con “tertulianos” y ponerse a caldo mutuamente a un precio razonable. Menos mal que llega el buen tiempo. Los viernes podremos salir o ver series en "streaming" (si no lo prohíbe Doña Ángeles).



    Os dejo un vídeo de Samanta, protagonista de su particular versión castiza de Weeds.

  14. Primavera trompetera

    lunes, 13 de abril de 2009

    Ya es primavera en las calles de Madrid y, como de moda sé poco, he decidido hacer una lista personal con los músicos callejeros más cool de la temporada.

    IN:

    1- Mujer mayor (eslava) que toca el violín y canta. Actúa en el metro de Sol y, a veces, la acompaña su marido. Se ha ganado a pulso la medalla de oro porque tiene todo a su favor para caerme mal (rusa, violinista y no toca muy allá) y, aún así, me gusta. El triunfo del menos es más.

    2- Oriental que toca un instrumento de arco y una sola cuerda en la calle Preciados. Hace tiempo que no le veo y temo por su vida. Lo mismo está en la cárcel por piratearse su propio CD autoeditado.

    3- Sudamericano guitarrista virtuoso de la línea 3. Sólo puedo ponerle una pega. No pasa de sus variaciones cañeras del Adagio de Albinoni pero su directo merece la pena.

    Se acercan peligrosamente el grupo de jazz latino, los gitanos que tocan el cymbalon en Preciados y los africanos percusionistas de Sol (en cuanto pasen de Safri Duo escalan posiciones).

    OUT:

    1- Rusos de Preciados. Destrozan juntos su particular trilogía. Los herederos de sus compositores predilectos les demandarán algún día por añadir tantas notas no escritas en las partituras originales. Vivaldi y Bach son los que peor parados salen.

    2- Grupo mejicano o "la falsa moneda". Sobran los corridos, las rancheras y los disfraces. Luego los guiris no saben si España está más cerca de Argentina o de Cuba y se van cantando "La Cucaracha".

    3- Hombre depresivo de Tribunal (creo). Un constante déjà vu. He pasado delante de él tres veces y las tres mientras cantaba la misma frase de "Corazón de escarcha" ("los malos años cambiaron la suerte del viejo patrón"). Tengo curiosidad por saber si canta otras.

    En Granada, tenía a todos los músicos fichados pero aquí me quedan muchos. Se aceptan sugerencias. De momento, es la única música "legal" que puedo permitirme. Además, tengo un dilema y poco dinero para ir a un directo en abril: ¿Calamaro o Vetusta?

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  15. Prostitución, la solución

    miércoles, 18 de marzo de 2009

    Hace poco leí que la mayoría de los españoles piensan que existe el trabajo ideal, aunque no sea precisamente el suyo. Para mí, sería perfecto no tener jefe, trabajar donde y cuando quiera, ser dosmileurista y pirarme dos veces al año de vacaciones. Pero está claro que hay que tragar bastante para llegar a esta meta. El problema es que muchos traductores (y me incluyo) somos unos flojos. Vamos por ahí preguntando a los clientes cuánto nos pagan y, luego, llega a nuestra casa el fontanero o electricista de turno y nos cuenta que su tarifa "es la que es". Los precios, por supuesto, no se negocian a menos que seamos amigos. No es normal ir a una peluquería y decir que pasas de pagar 15 euros porque... al ser cliente fijo... mejor le das 12 porque te apetece y hay crisis.

    Me hacen gracia las anécdotas que suelen contarse sobre actores o músicos famosos. Que si el Eastwood fue leñador, que si Brad Pitt empezó a estudiar periodismo... chorradas. Sabían lo que querían pero habría que ocupar el tiempo mientras tanto. En mi caso, he ayudado a aprobar inglés a adolescentes, he enseñado a tocar el cello a varios niños, he envuelto regalos de los Reyes Mágicos y he vendido de todo a guiris perdidos. Además de robar (y ¡estudiar?,) en Inglaterra, trabajé empaquetando herramientas en una fábrica (duré un día). Ahora, puedo decir que hago algo que me gusta de verdad. Lo que ya me hace menos gracia es que me traten de gilipollas, me ofrezcan mierda y, encima, tenga que dar las gracias por ello. Así me siento ante determinados "agentes" (palabra política de moda) del mundo de la traducción. Es lo más parecido a la prostitución y, en este punto, siento cómo se funden las dos profesiones más antiguas del mundo.

    En fin, que va a ser cierto eso que dicen de "No news is good news". Si no actualicé la semana pasada fue porque me han dado una pequeña oportunidad que no esperaba, y en un campo interesante. Además, alguien que me ha tratado bien sin conocerme y que no pone en duda mi profesionalidad. A ver si sigue la racha y me voy despidiendo de mis chulos.

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  16. Perdón imposible

    domingo, 1 de marzo de 2009

    Hace un par de semanas asistí a un curso de corrección ortotipográfica en Madrid. Mereció la pena, aunque las conclusiones a las que llegué fueron contradictorias:

    1- La ortotipografía puede llegar a atraer hasta límites insospechados, con todo el "puntillismo" y "frikismo" a los que se asocia esta materia.

    2- No sé escribir y, por tanto, tampoco traducir. Y lo digo porque descubrí que soy (o era) "mayusculista", "comista" y "tildista". Es decir, escribo "Papa" para hablar de Benedicto, abuso de las comas y acentúo "sólo" y "ésta".

    Xosé Castro, el traductor más mediático de España, impartió la primera sesión. Parecía más un monólogo de "El club de la comedia" que un curso, entre tanta divagación y chiste lingüístico. Xosé es un archivo .ZIP que resultaba imposible descomprimir en solo cuatro horas.

    De la clase del sábado se encargó el bigote más elegante del mundo filológico: A. Gómez Font. A mí me encandiló con su conocimiento de los combinados de Chicote, su admiración por Marisol y las búsquedas que hicimos en el DRAE. Las definiciones de "canario" (tercera entrada) y de razas de perros como el danés, el chino o el pequinés, no tienen desperdicio. Gómez Font nos explicó cómo una palabra inventada (millardo) puede colarse en un diccionario y pasar al vocabulario de todo un país. En cualquier caso, la lengua es lo que hablamos... ya me faltan términos como "friki" o "rúter" en el DRAE. Y vosotros, ¿qué palabra queréis que se cuele en la próxima edición?

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  17. Not in Kansas anymore

    domingo, 22 de febrero de 2009

    Esta noche los académicos eligen lo mejor del año pasado. Solo espero que triunfe Pe (quien diga que no se lo merece es que no sabe de cine) y que gane la menos mala (que no es, ni de lejos, "Slumdog", aunque tenga todas las papeletas). La semana pasada fui a verla al cine y, al salir, solo se me ocurrió hacer una lista con motivos para no volver…os dejo un extracto.


    1. La taquillera era una borde que me dio las entradas sin saludarme ni mirarme a la cara. Después, se equivocó al devolverme el cambio y, cuando se lo dije, no me creyó. Encima, me llamó maleducada y tuve que volver a por mi dinero al final de la película. Paso de poner más reclamaciones. Después de lo del Festival de Valladolid tengo bastante.


    2. Era martes. Quince valientes en el cine. Y la taquillera amargada nos da dos asientos hacia el final de la sala y desviados a la derecha.


    3. Llego con hambre y solo pueden ofrecerme palomitas rancias. ¿Dónde está el chocolate, los gusanitos y los osos de gominola?


    4- Los otros trece que vieron la película (no cuento a mi acompañante) se jubilaron cuando yo era adolescente. El matrimonio de al lado comentaba los chistes tres veces o los pillaba con dos minutos de retraso.


    5- No sé por qué tenemos que tragarnos los anuncios contra la piratería precisamente los que vamos a una sala de cine o nos compramos una serie en DVD. Y el otro de los animalitos para que apaguemos el móvil es cutre a rabiar.


    6- Tenía razón Lucía R. (profesora de audiovisual). Después de sus clases, el cine doblado no volverá a ser lo mismo. “Visioné” la película sin las gafas de traductora y, aún así, chirriaban preposiciones ("No puedes escapar a él") y expresiones (“Mi mujer me da bronca”), o faltaban insertos, especialmente el de la escena final.


    7- “Slumdog” parte de una idea original y la explota con unos tópicos tan manidos que el espectador se acaba cansando de algo tan previsible. Le sobra ritmo y le falta coherencia interna. Bueno, también esa pareja de protas tan poco creíble y el final de cuento con moraleja incierta.


    A ver si esta semana consigo quitarme el mal sabor de boca. Besos


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  18. La Rusa Roja

    sábado, 7 de febrero de 2009

    Foto: Palindroma


    El lunes, ojeando la Rolling Stone, veo un anuncio de un concierto privado. El martes envío un correo. Espero respuesta el miércoles pero esta no llega. El jueves me quedo en casa, con el estómago destrozado. A mediodía recibo una llamada y escucho las palabras mágicas: "estás en lista". Llego al Hard Rock Cafe quince minutos antes de la hora. Me sorprende la cantidad de yanquies que pueden aglomerarse en un bar de moda. Por un momento, siento que no estoy en España. Bajamos a las profundidades. Nos ponen una pulsera como si fuéramos al Caribe (mal rollo). Pido una Fanta de limón (¡qué malota) pero solo tienen Kas y sabe a medicina.
    Os sitúo: a la izquierda, la barra; de frente, un escenario tamaño Lego con su guitarra y dos micros; detrás, la mesa de sonido.

    De repente, el sitio empieza a llenarse de pijos con caballos y cocodrilos y pijas que están más morenas que Julio Iglesias. Van embutidas en vestidos mínimos y muy maquilladas. Todos se hacen fotos con un tipo que parece el mandamás de la revista. La sala ya se ha llenado (60 personas) y la artista se hace de rogar. Nos colocamos al lado de un par de gafapastas que resultan ser amigos de la Rusa. El jefecito procede con las presentaciones. No sabe hablar y no sabe inglés. Por la puerta de atrás aparece una chica con aspecto de quinceañera rebelde con un modelito de lo más vintage. Incluye una camiseta parecida a la que yo uso para dormir en verano.

    Toca "I'm down". Mira a mi acompañante. Al principio, creo que se acuerda de que en la Heineken estábamos en primera fila. Después, descubro que solo dos personas conocemos la canción. Sube alguien a afinar la guitarra antes del segundo tema. Ella habla más de lo normal. Puede que el orden no sea este pero toca: "Nice thick feathers", "The Scientist" (los pijos tampoco conocen a Coldplay), "Walls are tired", "Cigarettes" (por fin alguien hace como que canta), una nueva reciente y "Crying" de R. Orbison.

    Media hora escasa de música en estado puro. Esperamos un bis que no se produce. Los pijos se lanzan a por las bandejas de canapés y a hacerse fotos con la Rusa. Hablo con ella un minuto. Es agradable aunque está tan roja como yo (puede que más). Me gusta que le guste Auster y espero que siga componiendo igual. Pero, ante todo, espero que no deje de encantarme cuando sea menos indie.

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  19. The English Cut

    jueves, 29 de enero de 2009

    Todos tenemos un lado oscuro que siempre vuelve. Un garito que nos avergüenza haber frecuentado, un pasado que empaña nuestra adolescencia (ya sean los Boys Scout o las clases de sevillanas), un grupo cuyo CD desearíamos no haber comprado (llámalo Avril Lavigne o TakeThat)...

    Yo confieso: cuando era pequeña iba a El Corte Inglés y ahora lo odio a rabiar. Cuando mis padres me llevaban de compras, cosa que también odiaba, había dos opciones: Galerías Preciados o Zara. Ante tal abanico de posibilidades, poco se podía hacer. Cuando me fui a estudiar fuera, mi padre me hizo una tarjeta de El Corte. Viene de perlas para ir al supermercado de vez en cuando aunque, después, hay que justificar una carta que recibe mi padre mensualmente con firmitas mías en recibos, y eso ya no está tan bien.

    La semana pasada entré en la sección de librería de Preciados por pura necesidad. Tenía que regalar un libro que estaba agotado en la Fnac y en varias librerías convencionales. Me atendió una de las dependientas más jóvenes (rozaba la prejubilación). Por supuesto, no conocía el libro, ni al autor (Mondiano) ni estaba dispuesta a que me fuera de allí sin recomendarme varias "joyitas". Recuerdo que una vez me pasó algo parecido en Granada con una antología de García Montero. La primera chica me ignoró; a la segunda le dije que era poesía y se quedó tal cual; la tercera me señaló una estantería de dos baldas medio rota y me dijo: "Busque por ahí".

    Conclusión: en librería pasan de tu culo y en moda joven te acosan si llevas más de dos minutos mirando y no te has probado nada. Una amiga me contó que el resorte que mueve a las dependientas de El Corte son las comisiones.
    También me detalló ciertas preguntas "legalmente prohibidas" que incluyen en los procesos de selección de personal. En fin, seguro que vosotros también tenéis vuestro pasado oscuro y algún "corte" que os hiera más de lo normal.

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  20. 1756-1791

    domingo, 18 de enero de 2009

    ¿Reconoces lo que representan estas fechas sin recurrir a San Google? Si es así, eres miembro de una secta. Yo también lo fui y, en parte, lo sigo siendo. Está claro que los músicos son (somos) de otra pasta. Desde niños, los músicos empiezan a aprender términos como mordente, cerda o aria da capo. Normal que se traumaticen antes que el resto.

    Luego, en los botellones, se dedican a entonar el Canon de Pachelbel a cuatro voces, hasta el punto de odiarlo tanto que, años después, exigen no escucharlo, bajo ningún concepto, en sus bodas, especialmente cellos y contrabajos.

    Los músicos no cuentan chistes de Jaimito, sino de violas. Éstos son incomprensibles y muy malos.

    Además, se organizan en una jerarquía sectaria. En el estrato inferior, casi rozando el cuarto de tono de distancia de la nota real, están violas y tubas. En la cumbre asoman la cabeza los "concertinos" (reconocibles por su ego). Como todos, son seguidores de una fe monoteísta similar a la católica. Hay un padre (Bach), un hijo (Mozart), concebido por una María que se parece a Anne-Sophie Mütter, y un Espíritu Santo (el director de turno).

    Es difícil convivir con músicos. Las reuniones de su secta están formadas por parejas (quién sabe si tríos o cuartetos) de fieles sinécdoques. Puedo contar que mi amiga "flauta" sale con un "guitarra" y mi amigo "violín" está loco por una "oboe". Las "arpas" son para darles de comer aparte. Cualquier historia relacionada con haberse ligado a una arpista forma parte de la categoría de leyenda urbana. En estos actos sociales, es difícil meter baza si no eres sectario o no conoces su jerga. Es parecido a salir con un grupo de informáticos. Puedes pasarte horas escuchando hablar de los estudios de un tal Hindemith (que mejor si no hubiera nacido) y de la genialidad de Mähler y sus modulaciones.

    Advertidos estáis...

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  21. By the face

    domingo, 11 de enero de 2009

    El viernes llegué a casa a las 00:30, después de un día de nieve y agotamiento. Por la noche, medio dormida, estuve en un cumpleaños. La fiesta estuvo bien, la tortilla de patata excelente y el SingStar prometedor (era la primera vez que jugaba pero la próxima espero apalizar).

    Una de las invitadas contó que, cuando sale, suele robar vasos y copas en los bares. Entonces empecé a recordar mi año de Erasmus. Eso sí que era mangar y no lo de "Guerra de Pandillas". Hace años que no hablo con quien me incitó a empezar con tan peligrosa afición. Al principio, resultó de lo más útil. Costaba tener alguna libra en el bolsillo el día 20 de cada mes, así que "chuleábamos" (ese término usaba ella) servilletas, papel higiénico, mahonesa, sal, etc. Luego, cuando tuvimos lugar donde dormir, empezamos a equiparnos con vasos, tazas y cubertería. En unos meses, nos ventilamos parte de la sección de objetos perdidos de la sala de informática, incluido un estuche lleno de rotuladores que aún conservo. El último paso fue una señal de tráfico gigante para decorar e iluminar la casa. Mi amiga decía que el fin de sus robos era restablecer el equilibrio del universo, es decir, contrarrestar todo lo que a ella le habían mangado en su vida.

    En dos minutos, salgo para Cibeles a gritar contra la masacre en Palestina, donde parece que se han colado también unos ladrones. La diferencia es que nosotras "chuleábamos" señales de tráfico y ellos roban vidas. Además, no tienen ningún "Landlord" que les amenace o les recuerde que eso es delito.

  22. Tres preguntas de rigor

    sábado, 3 de enero de 2009

    Vuelta a casa por Navidad. Encuentros con gente que hace años que no te ve. Encuentros con entidades. Mucho cava y turrón. Envolver regalos ajenos. Que me confundan con mi madre unas tres veces y que se repitan tres preguntas. A veces, agrupadas en pares, a veces no, pero siempre igual de incómodas.

    Pregunta 1: y tú, ¿ya acabaste la carrera?
    Lo que respondo: sí señora, hace más de tres años.
    Lo que me gustaría responder: sí, señora, que su hija tarde cinco años en terminar Nutrición y dietética no significa que todos seamos tan lelos.

    Pregunta 2: ¿y qué era lo que habías estudiado?
    Lo que respondo: traducción e interpretación
    Lo que me responden: ¡ahhh! Interpretación...tu padre no me había dicho que querías ser actriz. Pensaba que estudiabas idiomas.
    Lo que vuelvo a responder: sí, eso. Cuando hay reuniones de políticos o conferencias y se ponen unos cascos en la cabeza, eso es interpretación (demostrado: es la única forma de hacerme entender).

    Es entonces cuando me dan ganas de lanzar zapatos. En realidad, de tirarles unas Dr. Martens con punta de acero que tengo en casa. Son rojas; la sangre se disimula bien.

    Pregunta 3 (ahora viene cuando la mata): entonces, ¿cuántos idiomas dices que hablas?
    Lo que respondo: pues...bien, inglés, algo de francés y estudié un poco de árabe e italiano.
    Lo que me responden: vamos, que en realidad inglés sólo, porque chapurrear, chapurreamos todos alguno.
    Lo que me gustaría responder: hablo cinco, como Anne Igartiburu: inglés, francés, italiano, alemán y vasco. Aunque ahora me he puesto con el japonés y el turco, porque tengo facilidad, ya ve. Y usted, que yo sepa, no habla bien ni el extremeño.

    ¿Por qué hay gente que sigue sin saber de qué va la traducción? No estaría mal que se plantearan cómo puede Bruce Willis hablar español, por qué Mario y Luigi nos dan instrucciones que entendemos y cómo tienen huevos a enterarse cuando se juntan en la ONU.

    Éste post va para mi under-sister, que pronto empezará un curso de inglés. Suscribíos al blog, que es gratis...Besos

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