Amanece en Nueva York. El camino no ha sido fácil. Dos horas de retraso, turbulencias, familias pijas, azafatas con mala leche y el repiqueteo constante de los deditos de los niños jugando en la pantalla que está detrás del asiento del avión. NY nos recibe con las omnipresentes banderas de barras y estrellas y un cartel gigante de Desigual. Después, en el control de aduanas, mantengo la calma. Parece que el Miolastán que me tomé hace 8 horas y no me hizo ningún efecto al cruzar el Atlántico empieza a dejarse notar. Cuando el guardia me pregunta si me han detenido alguna vez por cruzar ilegalmente la frontera desde Méjico, la cosa se anima. Respondo que es la primera vez que vengo a USA. Me dice que me llamo igual que alguien con esos antecedentes. Me dan ganas de decirle que él se llama igual que el niñato de "Solo en casa", pero me contengo y le contesto que mi segundo apellido es bastante común. Asunto zanjado. Huellas dactilares (solo faltan las de los pies), foto, preguntas y, si me pusieran un microchip y una vacuna, me sentiría un auténtico perrito extranjero. Librepensador, eso sí.
Ya en la calle, un taxista loco y simpático que presume de hablar 7 idiomas ("parla espainolo", me dice) nos hace sufrir más de la cuenta mientras hace zigzag entre el tráfico y reta a cualquiera que se interponga en su camino (GTA VII NY taxi drivers, se me ocurre como lanzamiento estrella para esta temporada). A punto de vomitar la pizza de la merienda, distingo por fin el perfil de la ciudad. Veo el Chrysler, el basket callejero, los coches gigantes, porque aquí todo es "huge" y noto la lluvia áspera como esta ciudad. NY nos da la bienvenida con los brazos abiertos.
Ya en la calle, un taxista loco y simpático que presume de hablar 7 idiomas ("parla espainolo", me dice) nos hace sufrir más de la cuenta mientras hace zigzag entre el tráfico y reta a cualquiera que se interponga en su camino (GTA VII NY taxi drivers, se me ocurre como lanzamiento estrella para esta temporada). A punto de vomitar la pizza de la merienda, distingo por fin el perfil de la ciudad. Veo el Chrysler, el basket callejero, los coches gigantes, porque aquí todo es "huge" y noto la lluvia áspera como esta ciudad. NY nos da la bienvenida con los brazos abiertos.
A mí me encantó NY. Estuve 7 días en 2007 y, aunque no paré, me quedaron cosas por ver. ¡Tengo unas ganas de volver otra vez! Si te sobra algo de tiempo, te recomiendo que vayas alguna noche a un comedy club. Yo fui a The Comic Strip (http://www.comicstriplive.com/) y me lo pasé pipa. :)
¡Me encanta tu forma de contar tus aventuras! Llegué por casualidad a tu blog ¡y me lo estoy releyendo todito! jajajajaja cruzar la frontera de USA tiene su "aquel" jejejeje... y hacer "negocios" con un notario tampoco se queda atrás jejejjejeje
¡Ahora mismo me abono a las novedades!
Una futura traductora en proceso de formación (y descubrimiento)
Un saludo :)