Sin ánimo de generalizar, yo diría que revisar juegos de rol japoneses es una mierda. Creo que a ese país ya le estoy dando demasiadas oportunidades. He ido a comer a varios japoneses (una vez vi a Sara Montiel engullir su menú degustación y el de su acompañante). He probado fideos, arroz y tallarines, pero sus juegos son otra historia.
Todo empieza cuando un cliente envía material de referencia con imágenes, descripciones y rayitas-palitos (texto original). Después te encargas de un archivo apodado "surtido Cuétara" porque trae un poquito de todo: personajes, diálogos, armas, instrucciones... en un formato tan agradable para la vista como un archivo en Excel con 20 pestañas y otros tantos colores. En esta fase solo existe una condición. No toques donde no debes (y sobrevivirás). Parece sencillo pero si te prohíben acentuar las MAYÚSCULAS o cambiar nombres, empiezas a cabrearte porque resulta que hay personajes masculinos que se llaman Harina o Diana o pseudochicas que se llaman Balleno o Turrón. Cuando entregas el resultado de este despropósito pasa una semana hasta que los nipones contraatacan. Cada día te despiertas pensando que no van a seguir con el proyecto, que han perdido el dinero en la ruleta o que un amigo más sincero que House les ha confesado que el juego apesta y que todo se parece demasiado a un Goku animalizado.
Te equivocas. Tú siempre te equivocas. Ahora toca actualizar archivos siete veces al día, a medida que llegan las respuestas a las absurdas dudas existenciales de los traductores de otros países. Cada vez que modificas algo, tienes que marcarlo con un color distinto. Tus correos ya son así: "Marco en Anaranjado 4 énfasis 60 %. Pd. Me quedo sin colores." La única ventaja es que aprendes a distinguir el rojo puta del rojo sangre y del rojo mancha de vino. Después, se suceden semanas en las que trabajas sin la ayuda de los programas de traducción asistida porque los japos son tradicionales hasta para eso. Prefieren que la gente desarrolle la inútil capacidad de distinguir a ojo cuánto son 34 caracteres (lo que cabe en una línea de texto de Nintendo DS). A veces, los límites son más ajustados y salen traducciones así de bonitas: "Arma p. ver." (donde p = perro o, pez o pieza y ver. = verde, vértical o vértigo).
¿Y todo este esfuerzo, esta espalda destrozada y estos ojos necesitados de Visprin para qué? ¿Dinero, soborno, vacaciones en la playa, mansiones? Ni hablar. No voy a comprarme el juego porque ya lo odio, si los japos me lo regalan lo interceptará antes algún intermediario y si me preguntan negaré por vergüenza cualquier relación con ese proyecto. Supongo que el doble de lo que gano por hacerlo no es ni la mitad de lo que compensaría tanto mal rato. Lo malo es que trabajar por amor al arte no tiene precio.
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Todo empieza cuando un cliente envía material de referencia con imágenes, descripciones y rayitas-palitos (texto original). Después te encargas de un archivo apodado "surtido Cuétara" porque trae un poquito de todo: personajes, diálogos, armas, instrucciones... en un formato tan agradable para la vista como un archivo en Excel con 20 pestañas y otros tantos colores. En esta fase solo existe una condición. No toques donde no debes (y sobrevivirás). Parece sencillo pero si te prohíben acentuar las MAYÚSCULAS o cambiar nombres, empiezas a cabrearte porque resulta que hay personajes masculinos que se llaman Harina o Diana o pseudochicas que se llaman Balleno o Turrón. Cuando entregas el resultado de este despropósito pasa una semana hasta que los nipones contraatacan. Cada día te despiertas pensando que no van a seguir con el proyecto, que han perdido el dinero en la ruleta o que un amigo más sincero que House les ha confesado que el juego apesta y que todo se parece demasiado a un Goku animalizado.
Te equivocas. Tú siempre te equivocas. Ahora toca actualizar archivos siete veces al día, a medida que llegan las respuestas a las absurdas dudas existenciales de los traductores de otros países. Cada vez que modificas algo, tienes que marcarlo con un color distinto. Tus correos ya son así: "Marco en Anaranjado 4 énfasis 60 %. Pd. Me quedo sin colores." La única ventaja es que aprendes a distinguir el rojo puta del rojo sangre y del rojo mancha de vino. Después, se suceden semanas en las que trabajas sin la ayuda de los programas de traducción asistida porque los japos son tradicionales hasta para eso. Prefieren que la gente desarrolle la inútil capacidad de distinguir a ojo cuánto son 34 caracteres (lo que cabe en una línea de texto de Nintendo DS). A veces, los límites son más ajustados y salen traducciones así de bonitas: "Arma p. ver." (donde p = perro o, pez o pieza y ver. = verde, vértical o vértigo).
¿Y todo este esfuerzo, esta espalda destrozada y estos ojos necesitados de Visprin para qué? ¿Dinero, soborno, vacaciones en la playa, mansiones? Ni hablar. No voy a comprarme el juego porque ya lo odio, si los japos me lo regalan lo interceptará antes algún intermediario y si me preguntan negaré por vergüenza cualquier relación con ese proyecto. Supongo que el doble de lo que gano por hacerlo no es ni la mitad de lo que compensaría tanto mal rato. Lo malo es que trabajar por amor al arte no tiene precio.
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¿Cuándo dices que vamos a Japón? :)
Ops ops ops
Y yo que jugaba al rol en mi adolescencia ... nunca pensé en los pobres traductores
besitos
jo se me han quedado varias imágenes en la retina, sarita deglutiendo y todo un calidoscopio a su alrededor, al que no he podido imaginar es al acompañante. Yo quiero saber de qué va el videojuego, me ha parecido un trabajo apasionante!
Un beso
A Japón iremos: a) cuando inventen el teletransporte o b) cuando me drogue todas las horas de avión.
Yo tampoco pensaba en los traductores. ¿Esos quiénes son? :-)
Saritísima iba con acompañante femenina. La mitad del local se hizo foto con ella (yo no) al salir. El trabajo es apasionante, las condiciones no tanto :-) Lo del juego te lo cuento tomando café o esas cosas, ¿no?
Besos traductoriles y gracias por leer...
Animo pequeña, podría ser peor... yo una vez me pase 3 días con 10 kanjis distintos. Todos parecían iguales, con el excel ampliado a limites insospechados para la mente humana, para saber si el dibujito de marras tenia un palito mas o menos.
Solo para meter, espacios,puntos, saltos de paginas en una mierda juego de chuchos sarnosos.