Mientras limpio las telarañas del blog, me peleo con el html y busco trabajo y clientes, se me ha ocurrido estudiar algo de ciencias. He llegado a la conclusión de que uno, por muchos vástagos que tenga, se da cuenta de que es padre cuando cumple estos cinco mandamientos:
- Ley de la similitud inexistente: consiste en comparar constantemente con hijos de vecinos, jóvenes músicos violentos, artistas circenses y conocidos de amigas. "Seguro que Y hace la cama todos los días". La ley pierde su efecto si los hijos la aprenden. Esto sucede, según si el adolescente es normal o Ni-ni, entre los 12 y los 17. Entonces, descubren la trampa y responden así: "Y ha repetido dos veces curso y va por el tercer coma etílico este año". A lo que las progenitoras avispadas contestan: "Será drogadicto o lo que quieras, pero el cuarto me ha dicho su madre que lo tiene muy ordenado".
- Principio de la reducción: una fuerza sobrenatural que hace que los padres desarrollen un enfoque de la vida que simplifica la existencia en una única opción válida y omnipotente: las oposiciones. Pobres adolescentes que se frustran imaginando a la madre de Madonna cuando ésta llegaba a casa a mediodía, con el pelo teñido de rosa y un sujetador en forma de embudo": "Hija mía, deja de cantar playbacks por los pueblos y hacerte fotos medio desnuda y prepárate la oposición de auxiliar administrativo". Me encargaré de preguntarle por su madre a Madonna si me la encuentro algún día por la calle.
- Teoría de la búsqueda fructuosa: aplicable en su mayoría a mujeres, se resume en la reveladora frase: "a que voy yo y lo encuentro". Algunos matemáticos creen que es una habilidad sencilla basada en una buena memoria combinada a corto y largo plazo. En cambio, numerosos teóricos seguidores de Iker Jiménez afirman que son los propios objetos buscados los que se desplazan en las habitaciones para facilitar la labor de las madres. No lo descarto.
- Teorema de la semejanza: los padres se reconocen como iguales a partir de creencias comunes, de dudosa certeza en algunos casos. Son dichos antiguos, de origen incierto pero con rápida aceptación y difusión. Incluyen conocimientos profundos de medicina, farmacología y psicología inversa. Son ejemplos recurrentes el proceso de digestión en la piscina, las vitaminas del zumo que se evaporan y la necesidad de llevar ropa interior decente "por si pasa algo". Se han dado numerosos casos de madres que sufrieron ataques al corazón en hospitales al ver los tomates de los calcetines de sus hijos o las bragas de mercadillo raídas de las niñas.
- Principio del desvío de responsabilidad: estudios de la NASA demuestran que lo emplean los padres en un 92% de los casos, abuelos en un 5% de las ocasiones y madres un 3% de las veces. Su teoría es la sencilla máxima: "Lo que diga tu madre". Se aplica principalmente en concesiones de permisos de asistencia a actos sociales: fiestas, viajes de fin de semana o celebraciones varias.
Ahora que lo pienso detenidamente, yo prefiero que mi hijo sea un chico desordenado (pero sobrio), director de cine o escritor y que gaste unos bonitos calzoncillos de marca a un pulcro funcionario rehabilitado de sus vicios que espera cuatro horas después de comer para bañarse en la playa.
Hola. Eres muy graciosa. Ya tienes un visitante más que no ha sido profesor tuyo. A seguir bien.
jajaja Me voy a leer todas estas leyes científicas con mucha atención a ver si me sirven en mi experiencia como madre. Aunque no sé por qué yo creo que lo de los hijos desordenados no tiene solución.
Pompilo, eres profesor a fin de cuentas. Habrá que seguirte de cerca :-) Bienvenido
Onka, te aseguro que eso no tiene remedio.
Play necesito que hagas una teoría para mí. Resulta que una amiga iba a hacer una fiesta para celebrar que su heredero cumplía un año. A última hora recibí un mail en el que se me indicaba amablemente que no podía ir al evento porque no tenía hijos...en una semana no me daba tiempo a tener uno, creo que embarazada no contaba.
Me invitaron a otra fiesta, ese mismo día, en la que me lo pasé como una enana, la fiesta estaba llena de hombres que sabían hacer niños...estuve a punto de poner un mensaje a mi amiga.
¿Qué teorema es?
Trilce, eso que cuentas es un claro ejemplo del Teorema de la inoportunidad inducida. Es decir, tú vas a una fiesta con hombres (aunque no quieres hijos suyos) pero sabes que tenerlos te dará acceso al cumpleaños de un bebé con ropa odiosa, cámaras de vídeo y padres presumiendo de todas las actividades a las que ya han apuntado a su heredero. En este caso, me tomaría la revancha. Organiza una fiesta de pijamas (sin padres, por supuesto) :-) Ah! Invita a los que seguimos tu blog.