Se acerca la Navidad y, de nuevo, nos plantaremos en enero sin que haya terminado de comprar los regalos. Este año me propuse concluir antes del acueducto de diciembre, pero he vuelto a fracasar. En cualquier caso, regalar es un don que se tiene o no. Es como lanzar lejos huesos de aceituna o mover las orejas. Se nace sabiendo. No existen escuelas para formarse en esa disciplina. En mi caso, yo debería ser una excelente regaladora por motivos genéticos. Pero no así y me toca agasajar a unos padres que tienen una tienda de muebles y regalos, además de una vinoteca.
Después de repensarlo estos días de gripe y sueños febriles con ballenas domesticadas y safaris en África, he llegado a varias conclusiones, que espero que se traduzcan en regalos acertados este año.
Con las mujeres es difícil acertar. Sabes que has llegado a donde no quieres estar si pronuncian las palabras "quiero algo personal". Eso significa "quiero un bolso de un color, forma y tamaño tan concretos que ni lo he visto en una tienda ni sé si existirá”. Además, si optas por comprar ropa puedes quedar como una malísima hija/hermana/amiga al no acertar con la talla. Si es pequeña, estás llamando gorda a la destinataria del regalo. Si es grande, la estás llamando exgorda. No sé qué gusta menos.
Los chicos suelen ser más llevaderos y, ante todo, no les parece feo ni malo encontrar debajo del árbol de Navidad una tarjeta regalo de cualquier tienda para cambiar por lo que les apetezca. Pero es que, aunque resulte increíble, hay hombres a los que es imposible regalar nada. Imaginemos a un tipo que no fuma, ni bebe, ni tiene hijos, no le gustan la música ni los videojuegos ni leer. No, no hablo de un vegetal. Hay gente así. Existen, aunque por suerte estén en peligro de extinción. A Sara y a mí se nos ha ocurrido que a este tipo de persona merece la pena regalarles una vela. Es decorativa, aunque no importa si la persona vive en una chabola o en una mansión. Se adapta a cualquier ambiente y para acabar con ella basta con quemarla.
En definitiva, si uno no quiere encontrarse en Navidad con una preciosa vela rosa, un jersey para luchador de sumo, un libro de “El gato al agua” u otras lindezas para abultar nuestros artículos en venta en Ebay, recomiendo hacer una lista (por ejemplo, en wishlistr). Es sencillo, se actualiza con el tiempo y, por pedir, se pueden incluir hasta coches o leones. ¡Quién sabe cuántos millonarios rusos habrá por el mundo esperando hacer felices a niñas como yo! Aquí les dejo mi lista por si acaso.
Play
Desde luego tienes una complicada situación, regalar a tus padres no debe ser nada fácil, yo ya fui a puzzle a mediados de noviembre (más o menos) para esta tarea, como siempre me fui con casi todos los regalos asignados.
Siempre tienen cosas curiosonas.
Que te sea leve
mira, ya somos dos que nuestros buenos propósitos del año pasado se van al traste. Es horripilante cuando tienes que ir a comprarlos en vísperas, con hordas de gente y quedándote con los desperdicios que la gente no quiere. Además, el frío y las pocas horas de luz no ayudan.
Pues yo, como madre que soy, creo que no hay que preocuparse tanto por los regalos. Sobre todo si son regalos de compromiso. Hay cosas que a las madres, y a los padres, nos gustan más. Estar ahí, compartiendo estas fistas tan consumistas pero a la vez tan entrañables... ya se sabe, las familias se reunen una o dos veces al año, si tu estás presente, si participas, aunque sea con mucho esfuerzo, le das una alegría a tus padres que vale más que todos los regalos del mundo, y a coste cero. Bueno, al menos es lo que me parece a mi.