Existen ciertas profesiones que la gente sobrevalora por simple desconocimiento. Están envueltas en un halo de misticismo que consigue que deseemos trabajar en ellas más allá del sueldo o el reconocimiento social. Pienso en una de las más habituales:
PROFESIÓN: tester de videojuegos.
LO QUE CREEN QUE ES: un curro chulo; pasas el día probando videojuegos que te gustan; te quedas con varias copias que regalas a tus sobrinos y primos adolescentes; no es necesario estudiar nada. Cualquiera que tenga conocimientos de inglés e informática puede hacerlo (el equivalente a pensar que si sabes dos idiomas eres traductor).
LO QUE SUELE SER: más de ocho horas diarias en las que alternas pantalla del ordenador con el juego de Barbie Princesas; una hoja de Excel con 65 pestañas de colores y la bandeja de entrada llena de encargos para ayer; gastar parte del sueldo en Visprín y Aquarius, para testear "Ponte cachas con la Wii en 10 minutos"; al terminar un proyecto, regalo de una camiseta negra de propaganda que resalta tu palidez vampírica (verano sin sol en una oficina interior); te conformas con aparecer en los créditos y gastarte tres billetes azules para comprar el juego en el que llevas tres meses trabajando.
Quizá exagero. Puede que esto no ocurra en muchas empresas, pero mi experiencia personal me indica que la realidad se aleja, a veces, de nuestras expectativas. En mi caso, llevo un año de exploración por tareas no relacionadas con la traducción con el fin de acceder a otras que sí lo sean. A ratos, soy lectora editorial, es decir, hago una criba para saber si una novela merece optar a un premio o tiene posibilidades de publicación. El trabajo es sencillo aunque el objetivo que me marqué a largo plazo sigue sin materializarse (de momento). Abro manuscritos de entre 200 y 600 páginas y me sumerjo en historias de piratas filósofos, terroristas con corazón o coleccionistas de arte a lo Lara Croft.
Decía T. Beecham, director de orquesta, que lo importante en la música es "(...) empezar juntos y acabar juntos. Al público le importa un pimiento lo que pase entre medias". Esto tiene cierto sentido si se traslada a la literatura, pues una novela que empieza con mal pie, difícilmente mejora:
"Bajo la cama encontró una caja CONTENIENDO una llave oxidada".
Gerundios, no gracias. Es lo que deberían enseñar en las escuelas de escritores si es que a serlo se puede aprender, cosa que dudo. En cualquier caso, después de leer tochos en los que los escribientes pretender ser primos carnales de Dan Brown o sacarte Manolitos Potter de la manga, llega la hora de la verdad. Redacto un informe objetivo con los principales fallos y aciertos e incluyo dos puntuaciones: una literaria y otra comercial. A mí me pagan por leer pero, ¿quién pagaría por un libro aburrido y previsible que bien podría ser una adaptación de una teleserie de tarde de Antena 3? ¿Se puede ser tan cutre como para matar un personaje y resucitarlo en el último capítulo? ¿Es tan caro contratar a un revisor que nos corrija la acentuación, unifique nombres o, simplemente, sea sincero y nos diga a la cara que nuestra novela apesta?
Por eso, compañeros de profesión, blogueros que tanto y tan bien escribís, lectores empedernidos y novelistas vergonzosos... Hacedme un regalo en esta semana literaria. Sacad esas obras escondidas del cajón o de esa carpeta intocable del ordenador y presentadlas a concursos, editoriales o premios de poesía. Si caen en mis manos, os agradeceré unas horas de lectura y me olvidaré por un tiempo del miedo a que un personaje zombi resucite y me mate en el último capítulo.
Besos
Play
Gracias por la entrada, me ha encantado. Es cierto que desde fuera todo parece más bonito. Una amiga mía fue tester de videojuegos y lo tuvo que dejar porque soñaba con pantallas y estaba harta de no ver la luz del sol.
Me despertaste la curiosidad (cosa mala) por la profesión de lector editorial porque he trabajado como traductora de libros y siempre me he preguntado si los lectores profesionales existían de verdad o eran un ser mitológico como el grifo o un animal en extinción como el dodo. Una editorial pequeña para la que trabajaba solía meterme miedo con los lectores.
Y sí, los personajes con habilidades zombie existen, doy fe.
Hay mucho talento ahí fuera.
Bueno, no hay que desesperar. Quizá este año no haya sido el mejor para quienes han dado el salto, pero tenemos que seguir intentándolo, ¿no? Además, tú ya tienes experiencia en el mundo editorial. Cualquier día me animo y me apunto a uno de tus cursos de interpretación, que me quedé con esa mala sensación en la carrera a pesar de que me gustaba la materia :) Y eso sí que lo veo difícil si lo comparo con leer y redactar un informe.
Qué curioso, eso de usar gerundios con alegría solo me lo he encontrado revisando traducciones del inglés. ¿Será cosa del doblaje, que tantos calcos ha introducido en el habla común?
Mierda, yo he sido las dos cosas, lector y tester. Y tengo que decirte que.... no siempre regalan camisetas.
En cuanto a lector, mi experiencia fue horrible, mas libros que tiempo. La editorial quería sacar una colección de filósofos y quería saber que libros debían ir y en que orden. Según autor y rama de pensamiento. Trabajamos, leíamos, en las oficinas que es donde tenían el material de lectura y sobre todo el de referencia. Aire acondicionado regulado por Nanuk el Esquimal. Resultado: Cordura perdida, ignorar la realidad como una forma de ser vivida y convertida en un experimento donde aplicar las diversas metodologías, praxis, teorías o conceptos del dia y sobre todo un catarro del 20.
Mis ojos rojos no pudieron combinar 8 horas de testeo y 6 de lector...
Aunque con lo de los juegos de WIIerda, y lo demás, lo has clavado.
Ya desempolvare algún papelazo para que me saques los colores.
La parte de la profesión que me ha resultado más difícil y por la que más suspiraba cuando no tenía ni idea de lo que era realmente, es la de traductor en sala en un estudio de doblaje, quizás escriba en el blog sobre esa experiencia.
Si te animas, hay un taller de introducción a la interpetación en junio, un martes por la tarde, creo que es el martes 7 y son 20€ por eso de ser un aperitivo para quien tiene la curiosidad pero no sabe si tiene el tiempo o si le va a gustar como para invertir más de 3 horas de su vida, si te apetece dame un toque y te apunto en la lista.
Pues yo que igual hago un curso intensivo de profesor de español para guiris, con eso de tener algo para currar fuera (o dentro, o donde sea, podió...)Algunos en mi entorno lo ven como alternativa superguay osea para licenciados en paro ¿Se caerá el mito? ¿La realidad superará a la ficción ? Lo de las camisetas vampíricas mallegaomudentro, tía. Pero sí, la realidad se aleja de las expectativas, o igual va y viene como un tentetieso de esos :P
@Jordi, lo mismo es por eso. Ahora va a resultar que lo de ver series en inglés es contraproducente...
@Fabius, pensaba en ti al escribir lo de la Wiierda, las princesas y los cachas :)
@Aida, el taller lo he visto por Fbook. Si se me quita la vergüenza para esa fecha, lo mismo me animo. Ten en cuenta que no interpreto desde la carrera (y era la clase que solía evitar).
@Jesús del Patronicio, me interesa lo del curso de profe de español. A ver si me cuentas algo y nos hacemos compis de clase.
¡Muy buena la entrada, sí señora! No podría estar más de acuerdo contigo en lo de los gerundios, me da urticaria cada vez que los leo en las noticias del periódico o cuando un guardia civil hace declaraciones en la tele. :S
Saludos,
Elena
¡Cuánta razón! Al final un trabajo es un trabajo, y tragarás de todo. Que te guste sólo hace que sea más llevadero casi siempre y gratificante a veces.
Es curioso esto de ser lector editorial, me gustaría probar a pesar de lo que dices. Y no sé si a un concurso, pero estaba pensando en colgar algún día un mini-relato en el blog al que le tengo mucho cariño :_